Sanatorio Beelitz-Heilstätten

Un gigantesco complejo hospitalario abandonado en un bosque oscuro y húmedo. En el top five de los sanatorios abandonados sin duda, el Beelitz-Heilstätten merece un puesto privilegiado.

Hospital del Tórax

Fenómenos paranormales, ritos satánicos, suicidios, restos humanos, actores y directores de cine como testigos privilegiados. Desde su apertura hasta nuestros días, se puede hallar la sensación de muerte, que nos transmite al recorrer cada uno de sus pasillos y visitar cada una de sus estancias.

Mansión Winchester

La casa norteamericana más embrujada, la Misteriosa Mansión Winchester, tiene 4 pisos, 467 entradas, 47 chimeneas y 2 espejos.

La mujer con la boca cortada

Kuchisake-onna es una leyenda de la mitología japonesa. Trata sobre una mujer que fue asesinada y desfigurada por su esposo, convirtiéndose en un yokai que regresó para vengarse.

El Orfanato

Desde que Clara llegó al viejo orfanato, sus cuidadoras sabían que no sería una niña normal, sus profundos ojos oscuros y la mirada penetrante no era normal en un bebé.

Clara fue creciendo, demostrando ser tímida, muy reservada, nunca jugaba o cantaba, cuando los demás niños se burlaban de ella se podía ver el odio prominente en sus ojos. Siempre traía con ella una vieja muñeca de trapo. Lo que más preocupaba a las cuidadoras es que su pasatiempo favorito era encerrarse en el granero, colectar animales pequeños y escarabajos para matarlos. No lo hacía de inmediato, les arrancaba las extremidades, con sus pequeñas uñas les sacaba los ojos, los retorcía entre sus diminutas manos. Pero no lo hacía con la curiosidad de un niño, siempre se le veía seria, inmutable.

Lo peor ocurrió cuando tenía ocho años, unos niños entraron al granero para molestarla, le jalaban el cabello, la atosigaban con insultos, se burlaban de su raro comportamiento. Un chico tomó una piedra y se la aventó, Clara lo miró muy fijo, el chico empezó a tener un ataque de pánico. Ella tomó un trinche y con fuerza descomunal se lo clavo, casi atraviesa por completo el cuerpo del chico. Todos salieron corriendo, cuando las cuidadoras llegaron, Clara estaba sentada sobre un montón de paja, con sus brazos rodeando sus piernas. Se balanceaba adelante y hacia atrás sin quitar la vista del chico muerto. No podían condenarla por ser una niña pequeña pero las cuidadoras pidieron cambio de orfanato o que la internaran en un psiquiátrico ya que ella no era una niña normal.

Antes de su traslado al hospital, los niños decidieron tomar venganza por la muerte de su amigo. Esperaron a que oscureciera, entraron al cuarto de Clara y entre todos la arrastraron al granero. La amarraron, la pusieron en medio, dibujaron un círculo alrededor de ella, un chico tomó un bote de combustible y se lo roció encima. Otro sacó un fósforo de una caja que se había robado de la cocina y entre la insistencia de los demás, le prendió fuego a Clara. Ella se retorcía, gritaba, gemía, el dolor se reflejaba en su cara, y aunque su voz se distorsionaba se podía entender que decía que todos estaban condenados. Las cuidadoras no llegaron a tiempo para salvar a Clara, la encontraron completamente calcinada.

A los pocos días comenzaron los sucesos, cada mañana, uno a uno, fueron apareciendo los chicos muertos en el granero, todos de forma brutal. Les sacaban los ojos de las cuencas, arrancaban sus lenguas, les fracturaban los brazos y piernas, les abrían el abdomen y con los intestinos formaban un círculo alrededor de cuerpo. Todo en un mar de sangre, el rostro siempre reflejaba una expresión de terror y sufrimiento impactante. Aunque las cuidadoras hacían rondas nocturnas, los chicos seguían apareciendo muertos hasta que el estado decidió cambiar el orfanato de residencia. 

Prepararon la mudanza y contrataron un camión para partir al día siguiente. Esa noche, misteriosamente comenzó un incendio en el granero que se extendió hasta la casa del orfanato quemándola por completo. Cuando por fin llegaron los bomberos no se explicaban por que nadie había salido del orfanato, las cerraduras no tenían llave. Pero en los marcos y puertas se alcazaba a ver marcas de rasguños desesperados, no hubo ningún sobreviviente, todos murieron quemados a orillas de las puertas. En el centro del destruido granero, encontraron una vieja muñeca de trapo intacta.

Lo que quedaba del orfanato no fue demolido pero si abandonado. La gente que pasa por ahí, afirma que en las noches aparece la figura espectral de una niña con su muñeca afuera del granero que se desvanece al cruzar la puerta.


Fuente - Cuentos de Terror Cortos

El origen de los zombies


“¿Es un virus? No lo sabemos. Esa gente, ¿está viva o muerta? No lo sabemos. Les he dicho todo lo que les puedo decir” -el Amanecer de los Muertos. 
Zombies
Los muertos vivientes, también conocidos como zombies, están muy de moda en la actualidad gracias a comics o películas. Sin embargo, el concepto de muertos vivientes no nace de la imaginación de los directores de cine, sino de los misterios del vudú.  El mito zombie nace en África y más tarde, por la venta de esclavos y la transportación de éstos, aparece en América del Sud, sobretodo a Haití, un país en el que el vudú y la magia negra conviven entre la población. Quizá es por eso que Haití es el único país que recoge en su código penal el castigo contra la zombificación. 
Las primeras informaciones documentadas se remontan a principios del siglo XIX. William Seabrook, publicó en el año 1929 un libro llamado "La isla mágica", donde afirmaba haber visto personas muertas trabajando en los campos de caña de azúcar. Posteriormente, otros escritores como Lafcadio Hearn o la periodista Inez Wallace, tratarían el tema más a fondo y sus reportajen darían origen a las primeras películas del género zombie, como por ejemplo "Yo anduve con un zombie", de Jacques Tourneur, rodada en 1934 y que daría a conocer algunos casos de zombies auténticos. 

Casos de zombies auténticos

Clairvius Narcisse 

Narcisse junto a su tumbaClairvius Narcisse murió en 1962. Tras una sintomatología creciente, Narcisse ingresó en el hospital un martes. Tenía nauseas, mareos, tos y respiraba con dificultad. Al día siguiente entró en agonía y poco después murió.
El cadáver de Narcisse fue enterrado y, con el tiempo, olvidado. Sin embargo, en 1980, – 18 años después de morir- Clarvius Narcisse apareció en su antigua casa. Excepcionalmente, para los casos de zombies, Narcisse conservaba una cierta capacidad de expresarse, y pudo explicar cómo había estado consciente durante todo el tiempo que duró su muerte y entierro.
Contó que había escuchado a los médicos certificar su defunción. Había sentido la sábana cayendo sobre su cara al considerarlo cadáver, había oído a su hermana llorar sobre su ataúd, y después... el terrible silencio y la oscuridad del cementerio. Después, escuchó la voz del bokor (el brujo vudú) pronunciando su nombre. Fue desenterrado, salvajemente golpeado y conducido a una plantación en Ravine-Trompette, en el otro extremo del país. Tras la muerte de su amo, todos los zombies habían escapado vagando sin rumbo por la isla.

Felicia Felix Mentor

Otro caso ocurrió en octubre de 1936, apareció una mujer desnuda caminando por el borde de la carretera en el valle de Artibonite. Decía llamarse Felicia Felix Mentor, natural de Ennery, y se dirigía a la casa de su hermano. Estaba en un estado tan miserable que fue conducida al hospital de Gonaives, en donde uno de sus hermanos la reconoció.
De acuerdo con sus declaraciones había “muerto” dos años atrás y había sido enterrada. El certificado de defunción y las declaraciones de su marido, y otros miembros de su familia, confirmaron el relato. Felicia había perdido por completo la facultad de hablar y se escondía cuando alguien se le acercaba. No era capaz de pensar coherentemente.


La Biblia

“Cuando llegó Jesús, se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro […] Le dijo Jesús: ‘Tu hermano resucitará’ […] ‘Quitad la piedra’. Le responde Marta, la hermana del muerto: ‘Señor, ya huele; es el cuarto día’ […] Gritó con fuerte voz: ‘¡Lázaro, sal fuera!’. Y salió el muerto, atado de pies y manos con vendas y envuelto el rostro en un sudario. Jesús les dijo: ‘Desatadlo y dejadle andar’”. Así aparece en la Santa Biblia, en el evangelio según San Juan, quizá la primera referencia conocida sobre la resurrección de la carne. Lázaro estaba muerto y se levantó, aunque su figura no responde al canon actual de “muerto viviente”.



«Cerca de ella, los negros dedos de un silencioso huésped agarraban rígidamente el pie de una copa de vino que, ladeándose, estaba derramando su contenido. El horror que la embargaba se desbordó. Cogió una vela, la acercó a la cabeza, que estaba inclinada y caída, y pudo comprobar que el hombre estaba muerto. Estaba sentada a la mesa del banquete en compañía de cuatro cadáveres...»