Caras de Bélmez

En Bélmez de la Moraleda, España, está ubicada la casa de la familia Pereira, escenario de los extraños acontecimientos que han durado por más de 30 años.

Los sucesos comenzaron en 1971 cuando María Gómez Pereira reconoció una formación extraña en el fogón de su cocina. Como parecía un rostro humano, el esposo de María tomó una piqueta, demolió la chimenea y luego la reconstruyó con cemento nuevo. Una semana más tarde, la cara reapareció en el piso nuevo. La familia le pidió al ayuntamiento local que investigara, y luego de semanas de excavaciones encontraron una fosa bajo tierra que contenía huesos humanos. La fosa se rellenó y fue construída una nueva chimenea, pero en pocas semanas más rostros comenzaron a reaparecer.

Por mucho que la familia Pereira trató de destruirlas, las caras regresaron. Durante treinta años las caras han sido visitadas por científicos, investigadores e incontables equipos de televisión. Muchos creían que eran falsos y que habían sido pintados. Pero el estudio de la chimenea mostró que las caras estaban en el cemento más que pintadas en su superficie. Esto pareció probar que los rostros constituían un fenómeno real, y un científico proclamó que era “sin dudas el fenómeno paranormal más importante de este siglo”. 

Algunos investigadores sostienen que el origen de las caras está ligado a un antiguo cementerio medieval árabe del siglo XIII descubierto en el subsuelo de la cocina de la casa. En excavaciones realizadas hasta una profundidad de 2,8m poco tiempo después de la primera aparición, se pudo constatar la aparición de restos de huesos humanos. En declaraciones personales de Miguel, el hijo de la dueña, y habitante de la misma desde el descubrimiento, afirmaba que él mismo participó en las excavaciones efectuadas bajo el hogar de la cocina, encontrando, a casi 3 metros de profundidad, algunos restos de huesos humanos, pero no es la cantidad que algunos han afirmado. Otros aducen que la formación de las caras es un fenómeno ligado a una corriente de agua subterránea que discurre bajo el suelo de la casa, lo cual provoca que la humedad permita fijar las teleplastias de una forma más clara y precisa. El mismo hijo de la dueña ha manifestado en reiteradas ocasiones que dentro de la vivienda no se han producido jamás fenómenos de tipo "poltergeist".

Notícia 2004

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